Un equipo multidisciplinario de investigación dirigido por el Hospital Universitario Charité de Berlín y la Universidad Goethe de Fráncfort del Meno ha identificado un gen hasta ahora desconocido que condiciona el desarrollo de tumores en el aparato linfático, lo que abre nuevas posibilidades en el tratamiento del cáncer de glándulas linfáticas.
El equipo ha examinado los genes que se modifican en el cáncer linfático para identificar un proceso clave en el desarrollo de la enfermedad y en la reparación del daño genético que, según explican los científicos en el estudio que publica hoy la revista Nature Communications, podría abrir un nuevo enfoque terapéutico.
En el cáncer linfático se alteran varias vías de señalización de las células, incluida la que se conoce como SUMOylation, una modificación dirigida de proteínas que cambia sus propiedades y determina, por ejemplo, su vida útil o ubicación en la célula.
“En nuestro estudio, pudimos identificar un gen del cáncer previamente desconocido que regula esta vía de señalización central en enfermedades tumorales y que podría representar un punto de ataque para nuevas terapias“, afirma el profesor Ulrich Keller, director de la Clínica Médica con enfoque en hematología, oncología e inmunología tumoral en el Charité Campus Benjamín Franklin.
Con el fin de identificar y caracterizar estos puntos de cambio centrales, el equipo de científicos buscó sistemáticamente los genes que se modifican en los linfomas, es decir, los tumores de las glándulas linfáticas.
Para hacer esto, utilizaron el llamado sistema de transposones, con el que los genes en el modelo pueden activarse y desactivarse al azar “saltando” secciones del genoma para examinar su efecto sobre el desarrollo del tumor.
“En los últimos años, numerosos estudios de secuenciación de gran tamaño han caracterizado con precisión el genoma de las enfermedades tumorales e ilustrado la complejidad y heterogeneidad de los cambios subyacentes utilizando mapas moleculares”, explica el doctor Markus Schick, líder del equipo e investigador principal de la Clínica Médica con especialización en hematología, oncología e inmunología tumoral en Charité y primer autor del estudio.
Pero Schick lamenta que “el hecho de que tales desviaciones a menudo solo ocurran en pequeños grupos de pacientes dificulta la interpretación de su significado”.
“Gracias a nuestro enfoque, ahora hemos podido descubrir numerosos genes de cáncer previamente desconocidos, incluido el gen SENP6, que se pierde en alrededor de un tercio de todos los pacientes con linfoma. En base a esto, aclaramos su mecanismo funcional y desarrollamos una estrategia de terapia”, agrega el investigador.
El papel del gen en el cáncer hasta ahora no se conocía. La proteína SENP6 codificada de esta manera elimina las modificaciones SUMO de otras proteínas en la célula y, por lo tanto, controla sus interacciones entre sí.
El equipo de investigación ahora ha podido demostrar que la desactivación dirigida de SENP6 conduce al desarrollo de cáncer, es decir, que es un gen supresor de tumores.
En las células sanas, SENP6 juega un papel central en la reparación del daño del ADN. Después de que se pierda el gen, esta función se ve afectada y se acumula el daño al material genético, lo que en última instancia contribuye al desarrollo del cáncer.
Sin embargo, la formación de tumores después de la pérdida de SENP6 podría suprimirse eficazmente mediante la inhibición de la enzima de reparación del ADN PARP con la ayuda de fármacos que ya han sido aprobados para el tratamiento del cáncer de mama.
El profesor Keller explica que “con nuestros hallazgos, pudimos establecer SENP6 como un biomarcador para el éxito del tratamiento con dichos inhibidores de PARP. Actualmente estamos investigando en qué otras enfermedades tumorales, además de los linfomas, el mecanismo recién descrito contribuye al desarrollo del cáncer”.
“El objetivo de la medicina personalizada son los tratamientos que se adaptan con precisión a los pacientes individuales. Por lo tanto, el siguiente paso son los ensayos clínicos para probar estos inhibidores como una nueva opción de tratamiento específico para los cánceres caracterizados por la pérdida de SENP6”, apunta Keller.
“Además, existen terapias combinadas que todavía se usan con poca frecuencia, pero que tienen un potencial enorme, especialmente si se usan en función de la biología tumoral del propio paciente”, añade.