

En medio de las investigaciones contra clérigos diocesanos por delitos de abuso sexual contra menores y justo cuando los dardos comenzaban a apuntar hacia las máximas autoridades de la Iglesia católica, en la figura de Francisco Javier Errázuriz y Ricardo Ezzati, por el delito de encubrimiento, el ex fiscal nacional Jorge Abbott sorprendió con la firma de un polémico acuerdo de cooperación entre el Ministerio Público y la Conferencia episcopal de Chile (CECH), que entre otros puntos establecÃa la obligación de la FiscalÃa a mantener informada a la CECH del curso de las investigaciones precisamente contra funcionarios de la misma iglesia. Además de la firma de Abbott y de la del secretario general de la CECH de la época, Fernando Ramos, este polémico convenio fue revisado y visado por la jefa de AsesorÃa JurÃdica de FiscalÃa Nacional, Marta Herrera Seguel, hoy candidata a encabezar la FiscalÃa Nacional.
CorrÃa el año 2019 y una nueva polémica salpicaba al Ministerio Público comandado por el ahora ex fiscal nacional Jorge Abbott. Ese año, la FiscalÃa Nacional suscribió -en plena investigación por los casos de abusos sexuales en la Iglesia- un polémico acuerdo con la Conferencia Episcopal de Chile (CECH) con el objetivo de favorecer el intercambio de información entre ambas instituciones y que involucraban a miembros de la Iglesia católica chilena. El ente persecutor se comprometÃa a mantener informada a la CECH del curso de las investigaciones contra funcionarios de la misma iglesia. “El Ministerio Público se compromete a entregar al consejo nacional de prevención de abusos y acompañamiento de vÃctimas de la CECH información sobre causas de delitos de carácter sexual cometidos por clérigos diocesanos, siempre que esto no vulnere lo dispuesto en el artÃculo 182 del Código Procesal Penal”, decÃa el acuerdo.
De inmediato la bomba estalló y debido a las crÃticas transversales -incluidas la de vÃctimas de abusos- el fiscal Abbott tuvo que retractarse y dejar sin efecto el acuerdo. Pero la mancha quedó y fue uno de los hechos que debilitaron a la FiscalÃa que deja Abbott. Es más, en sus últimos dÃas al mando de la institución y a modo de despedida, realizó un mea culpa, calificando este convenio como “un error”.

Fuentes cercanas a las vÃctimas reparan que, si esto fue un error, cómo nadie asesoró al ex fiscal nacional de lo inconveniente de firmar un acuerdo de semejante naturaleza y en plena investigación por los abusos de la Iglesia. No obstante, el documento en cuestión sà fue revisado por la AsesorÃa JurÃdica de la FiscalÃa Nacional, y validado por tanto, tal y como se desprende de la firma que acompaña a la de Abbott y a la de Luis Fernando Ramos, el entonces secretario general de la Conferencia Episcopal. La firma corresponde a la de Marta Herrera, jefe de la Unidad de AsesorÃa JurÃdica de la FiscalÃa Nacional, y hoy candidata a Fiscal Nacional.
Precisamente, y debido a su cargo de jefa de AsesorÃa JurÃdica de la FiscalÃa, Herrera tenÃa que firmar el documento, lo que se aprecia en la página 7 del convenio firmado. AllÃ, bajo las firmas grandes de Abbott y Ramos, aparece una pequeña rúbrica de MHS. Es decir, Marta Herrera Seguel.

Dentro de los principales crÃticos al convenio estuvieron las vÃctimas de Fernando Karadima, quienes sostuvieron que “este acuerdo es un gran error ético y legal de la FiscalÃa, ya que acuerdan tácitamente algo que justamente es el punto a investigar: el encubrimiento y falta de transparencia”.
Desde el mundo polÃtico también reaccionaron, como el diputado René Saffirio: “Imposible encontrar algo más ilegal e inmoral que el convenio de colaboración firmado entre el Ministerio Público (órgano que debe investigar y perseguir delincuentes) y la Iglesia católica (institución investigada por delitos sexuales contra menores). ¿Dónde estás República?”.
Aunque este convenio quedó sin efecto, las causas de encubrimiento por las cuales estaban siendo investigados los cardenales Francisco Errázuriz y Ricardo Ezzati, con el pasar de los meses y los cambios de fiscales, quedaron en nada.